miércoles, 1 de agosto de 2007

Morphosis

Qué final más feliz... ¡para mí! Él ya sabía que yo trabajaría hasta el último día del ya pasado julio (aún así me preguntó como si nada "qué pasará ahora?"), pero no contaba con las otras dos bajas. Así que le llegó el colapso. Si mi ex-Boss fuera un dibujo en un celuloide, hubiera reído histéricamente como cuando un personaje pierde la cordura (advertencia, paréntesis ñoño; si no lo entiende no se preocupe, será un ganador: "como Frank Grimes".)

El asunto es que en su colapso me aproveché de la situación para negociar: No va a contratar a nadie más en mi puesto, así que me tirará pegas cuando lo necesite; o sea, trabajaré solito por mi cuenta y si Dios quiere me llegarán peguitas de la oficina. Le subí el precio a mi trabajo y tuvo que aceptar. Díganme aprovechador, malicioso, calculador, etc: ¡no me importa! ajaja, se lo tiene bien merecido.

Así que ahora que seré mi propio jefe, se puede decir que me he convertido en un monstruo. Y él pasó de ser un tirano intergaláctico a una ancianita con andador.

Pronto aquí mismo estará la dirección de mi próximo Blog, sin desechar este, ya que ahora que me he librado del hijo del lado oscuro de la fuerza puedo contar algunas historias bastante impactantes sin miedo a que se hagan públicas.

Nos leeremos pronto, vaqueros espaciales.

2 comentarios:

Sebastián dijo...

fatality!

Anónimo dijo...

¿Eres tu propio jefe? ¿ahora eres un monstruo?

¡te odio!

WAJAJAJAJ... que sonó gay la wa.

Nah... wena wena. bienvenido al bando de los que buscan clientes. Suerte