
Esto ocurrió hace un par de meses. Todo comenzó con un evento publicitario que se haría en unas termas a unos 100 kms. al norte de Santiago. Para estos eventos fuera de Santiago, las agencias envían a un grupo de gente que arma la gráfica publicitaria (pendones, paneles, torres, etc.) y les da alojamiento en el lugar donde se realice el evento, para que al día siguiente vigilen que todo esté en orden y de ser posible regresen a su centro de operaciones. Pero ¿usted cree que Mr. Jefe gastaría dinero en alojamiento para enviar a gente para armar el dicho evento? Si dijo que no, usted ha leído este Blog.
Para este evento envió a dos ex-compañeros de trabajo que se dedicaban a eso. Sus instrucciones eran armar la gráfica publicitaria en la mañana/tarde, vigilar hasta la noche, pasar la noche, ver que todo esté en orden en la mañana, vigilar hasta la tarde/noche y volver. Para esto, Mr. Jefe les pasó una camioneta tipo pan de molde y un colchón inflable (¡ni siquiera ya inflado!.) ¿Dinero para comer? ¡JA! ¿Alojamiento en el lugar? ¡JA! ¿Dinero para imprevistos? ¡JA! Y lo que no se sabía era que ese día habría una nevazón de más de 20 cms en el lugar. Cuando llamaron a Mr. Jefe para informarle de la nevazón, lo que Mr. Jefe dijo fue: "¡¿y la camioneta está bien?! ¡No la hagan partir si hace mucho frío!"... ni siquiera les preguntó cómo estaban. Tuvieron que dormir dentro de la camioneta, en el colchón inflable, sin poder encender la calefacción de la camioneta, no tenían dinero para tomar una bebida caliente ni nada.
Por suerte no pasó nada grave. Cuando volvieron, para alivianar el momento, les pregunté con cara pícara "¿y como entraron en calor, eh...? ¿El secreto de la montaña?".